Y ésta fue la segunda...
Para ser sinceros, os diremos que no sabíamos por dónde cogerla...
La falda era quizás lo que más claro teníamos. Para darle volumen, tenía que ser de ese tipo, y teniendo la tela, no había más vuelta de hoja.
Pero una vez hecha la falda... ¡¿cómo hacíamos el resto de complementos?! No teníamos más telas ni accesorios de este traje que pudiesen darle realismo y semejanza al original (pese a que David Sinmas hizo todo lo que pudo para facilitarnos el trabajo), así que tintamos telas y plumas, ideamos los accesorios y... ¡¡éste fue el resultado!!
Una pequeña réplica del grandioso traje que María Ribera lució en las fiestas de su pueblo.
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